Martes, 28 de julio de 2015.
Filmoteca de La Rioja Rafael Azcona.
Logroño. 20:15h.
Entrada: 2,5€. Recital previo de Ricardo Romanos.
#agostoclandestino programa una jornada en recuerdo de la obra de los aragoneses Luis Buñuel y Pepín Bello
La
Filmoteca de La Rioja Rafael Azcona colabora de nuevo con
#agostoclandestino, dedicará la primera sesión al inmortal director de
cine calandino y al intelectual y escritor oscense Pepín Bello.
En la sesión se emitirá Un chien andolou de Luis Buñuel y se presentará la reedición de su libro de poemas. También podremos disfrutar de Pepín Bello, el hombre que nunca hizo nada de Álvaro Merino, con el que además podremos charlar sobre su trabajo.
Aunque
Buñuel fue siempre muy hostil con aquellos que intentaban buscar
significados a sus películas, llegando a afirmar en alguna entrevista
que carecían de él, resulta fácil leer Un perro andaluz en clave
psicoanalítica y autobiográfica. En realidad, su opinión sobre el
psicoanálisis tenía que ser necesariamente pobre: Jung había dicho que Un perro andaluz era
un caso claro de esquizofrenia y el director de un conocido centro
psicoanalítico en Chicago que quería dar trabajo a Buñuel se declaró
horrorizado tras ver la película.
Antes de empezar, hay que
saber que la relación entre Buñuel, Dalí y Lorca fue algo tormentosa.
Buñuel era el heterosexual prototípico, boxeador, juerguista y sádico.
Dalí fue un onanista compulsivo que padeció siempre un temor atroz hacia
el sexo femenino, temor que terminaría por convertirse en pánico e
impotencia. Lorca era conocido por su complicada homosexualidad. Estuvo
enamorado de Dalí pero sus sentimientos provocaron en el artista catalán
la reacción contraria: rencor y desprecio. Dalí y Buñuel quisieron
atacar a Lorca ya en el título, Un perro andaluz, y también con
la escena en que un andrógino es atropellado en la calle con gran
alborozo del protagonista, que mira desde la ventana. Tras el atropello
del invertido el protagonista se siente liberado y se dispone a forzar a
su pareja. Naturalmente, aunque Lorca se sintió atacado por la
película, Buñuel negó que hubiese referencia alguna al poeta andaluz.
A
continuación la protagonista se defiende del deseo de su galán tomando
una raqueta con forma de cruz de la pared y amenazando con golpearlo.
Esta cruz simboliza obviamente a la moral católica. Al protagonista le
resulta imposible vencerla pues debe cargar con todo el peso de la
cultura occidental (los pianos, los curas, los burros putrefactos) que
ha sido siempre enemiga del cuerpo.
Cuando consigue magrear
algo a su pareja cae enfermo pues la educación ha convertido al deseo
sexual en un veneno para nuestra conciencia. Comienza entonces una
representación del conflicto edípico. La figura del padre está
simbolizada por el sujeto que sólo se ve de espaldas, lleva traje y
sombrero, y que lo castiga cara a la pared. Resulta curioso que cuando
llega a la casa y toca el timbre aparecen los brazos de un camarero
agitando una coctelera. Un toque de humor genuinamente surrealista y un
elogio de los bares y el alcohol a los que Buñuel amaba. El protagonista
supera el Edipo cuando consigue transformar los libros en pistolas y
liquidar definitivamente a su padre. A partir de ahí es libre de nuevo
para satisfacer sus deseos y acosar a la amada.
Las hormigas en
la palma de la mano son idea de Dali. Simbolizan el deseo sexual. Las
hormigas en la palma de la mano son idea de Dalí. Simbolizan el deseo
sexual. La última oportunidad para consumar su amor se representa
mediante un curioso juego de imágenes. Mientras ella mira a su galán, él
pierde su boca (al estilo de Matrix), ella se pinta los labios y
a él le crece vello púbico en el rostro que toma el aspecto de un
genital femenino. Esta clara propuesta de sexo oral, antiburguesa por no
ser práctica reproductora, es rechazada por la protagonista que saca la
lengua y huye. Mientras cierra la puerta atrapa la mano llena de
hormigas del galán.
Finalmente logra escapar y aparece
repentinamente en una playa donde encuentra a un apuesto bañista, que en
lugar de enseñarle hormigas en el hueco de la mano le enseña un reloj.
Podemos relacionar la sensación de hormigueo con el deseo sexual y la
mano con el instrumento de la masturbación. Además era un lugar común de
la época la advertencia de que si te masturbabas demasiado te crecerían
pelos en la palma de las manos. Un bañista con reloj y sin hormigas
representa poca pasión, trabajo fijo, sueldo interesante, vacaciones de
verano, en fin, un buen partido. Ella olvida pronto a su verdadero amor
y, como todas las mujeres, elige antes la seguridad económica que la
pasión. Este episodio, además de tener un cierto aire misógino, puede
leerse como una crítica de Buñuel al matrimonio burgués, institución
enemiga del amor. Pueden comprobarse sus consecuencias en el plano final
de la película. La escena final está inspirada en el Ángelus de
Millet. Dalí interpretaba esta obra de Millet de un modo curioso: “el
personaje femenino representaba la postura expectante y preliminar de la
hembra de la Mantis religiosa antes de devorar al macho. Dalí
confesó que en su juventud en Madrid -viví bajo el terror del acto del
amor, al que confería caracteres de animalidad, de violencia y de
ferocidad extremas. Siempre he pensado que el destino del macho de la
Mantis ilustraba mi propio caso frente al amor”. (Román Gubern: Proyector de luna)
Pepín
Bello fue el último testigo vivo de los famosos amigos de la Residencia
de Estudiantes de Madrid, entre los que se encontraban muchos miembros
de la generación del 27 como Lorca, Dalí, Alberti y Buñuel, de quienes
fue un íntimo amigo y con los que mantuvo relación durante toda la vida
de estos. Con Federico García Lorca compartió habitación durante algunos
meses de cursos sucesivos en la mencionada Residencia de Estudiantes.
Pepín Bello es conocido como «el fotógrafo de la generación del 27», por
haber realizado la gran mayoría de las fotos que se conservan de aquel
momento, tanto durante el periodo en que convivieron en Madrid como de
los encuentros que tuvieron en lugar durante el final de la década de
1920 y el comienzo de la guerra civil en 1936.
Luis Buñuel (Calanda, Teruel, España, 22 de febrero de 1900 - Ciudad de México, México, 29 de julio
de 1983) Luis Buñuel Portolés era el mayor de siete hermanos, hijo de
un ferretero llamado Leopoldo Buñuel y de María Portolés, mujer que
solamente tenía diecisiete años cuando contrajo matrimonio con Leopoldo,
casi treinta años mayor que ella.
Después de estudiar con los
Jesuitas, recibiendo una educación religiosa que le marcaría en su
devenir personal y artistico, Buñuel se trasladó a Madrid en 1917 para
iniciar la carrera de Ingeniería Agrónomo, instalándose en la Residencia
de Estudiantes en donde entabló amistad con Salvador Dalí y Federico
García Lorca.
En la capital de España Buñuel abandonó
Ingeniería para terminar licenciándose en Filosofía y Letras. Con el
incipiente mundo del celuloide en auge fue la visión de la película Las Tres Luces (1921),
obra de su gran ídolo cinematográfico, el director alemán Fritz Lang,
el detonante para que Luis Buñuel comenzara a dedicarse al séptimo
arte.
En el año 1925 Buñuel contrajo matrimonio con Jeanne
Rucar, con quien tuvo dos hijos: Juan Luis y Rafael. Tras ocuparse como
asistente de dirección y guionista de Jean Epstein y Mario Nalpas, y
estudiar técnica cinematográfica en la Academia de Cine de París, Buñuel
realizó junto a Dalí el famoso corto experimental Un Perro Andaluz (1928), título que se convirtió inmediatamente en pieza clave en la historia del cine por su inmersión en el estilo surrealista.
El
surrealismo en los años 20 desarrolló una creatividad intelectual plena
de imaginería visual que destrozaba los tradicionales conceptos de
expresión y narrativa, concediendo una importancia esencial a los mundos
oníricos como reflejo de una lógica que dormita bajo la capacidad
subsconciente del individuo. La obra clave y comienzo del cine
surrealista fue la citada Un Perro Andaluz, en donde salvajemente
se rechazan los valores fílmicos prevalentes y se acometía una nueva
forma de narrar dentro de la capacidad coherente de la imaginería
surrealista, de extraordinaria fuerza visual que sirvió para provocar
ansiedad en el espectador, una autocapacidad creativa propia y para
subvertir la realidad cotidiana.
Tras Un Perro Andaluz Buñuel dirigió obras tan significativas como La Edad De Oro (1930),
una sátira surrealista recibida con entusiasmo por la crítica del
momento, lo que le supuso una oferta de la Metro Goldwyn Mayer.
Tras viajar a Hollywood sin rodar con el estudio del león, Buñuel regresó a España para rodar el documental Las Hurdes/Tierra Sin Pan (1932), censurado en España, y varios trabajos como productor.
Con
el estallido de la Guerra Civil española el autor aragonés se exilió en
el continente americano antes de colaborar con el gobierno republicano,
para el que colaboró en un documental titulado España Leal En Armas.
Trabajó durante un período en el MOMA y pasó de nuevo brevemente por
Hollywood sin terminar de llegar a concretar varios proyectos que
manejaba. Tras un largo período sin estrenar cine Luis Buñuel se asentó
definitivamente en México, estrenando su primer film en tierras
aztecas, Gran Casino (1947), una película de encargo
protagonizado por Jorge Negrete y Libertad Lamarque. En 1949 se
nacionalizó mexicano, consiguiendo la doble nacionalidad junto a la
española. luis bunuel olvidados los picture pelicula Después de Gran Casino estrenó títulos como la comedia El Gran Calavera (1949), Los Olvidados (1950), Susana (1951), con el protagonismo de Rosita Quintana, Don Quintín El Amargao (1951), Una Mujer Sin Amor (1951), Subida Al Cielo (1951), El Bruto (1952), la co-producción mexicano-estadounidense Robinson Crusoe (1952), Él (1953), con Arturo de Córdova y Delia Garcés, Abismos De Pasión (1953), La Ilusión Viaja En Tranvía (1953), El Río y La Muerte (1954) o La Vida Criminal De Archibaldo De La Cruz o Ensayo De Un Crimen (1955), fenomenal comedia de humor negro con Ernesto Alonso como protagonista.
Su
cine, surreal, original, simbólico, abordó diversos géneros y
subgéneros, como farsas, sátiras, comedias negras, dramas de corte
neorrealista o pasionales melodramas, enfocando sus puyas críticas
principalmente en el catolicismo y la burguesía. Admirado tanto en
Hollywood como en Europa, Buñuel, en muchas ocasiones ayudado en el
guión por Luis Alcoriza, trabajó a partir de mediados de los años 50
también en el viejo continente, principalmente en Francia.
En el año 1955 rodó Así Es La Aurora, una película franco-italiana protagonizada por Lucía Bosé y George Marchal. Más tarde con capital galo y mexicano estrenó La Muerte En El Jardín (1956), con Simone Signoret, Marchal, Michel Piccoli y Charles Vanel. En 1959 filmó con el protagonismo de Paco Rabal Nazarín (1959), adaptación de Benito Pérez Galdós, uno de sus escritores favoritos, y Los Ambiciosos (1959), co-producción franco-mexicana con la pareja María Félix y Gerard Philipe. Tras dirigir La Joven (1960), drama realizado con producción estadounidense, Buñuel fue invitado por el gobierno español para dirigir Viridiana
(1961). El film, una sátira religiosa con un enfoque pesimista del ser
humano, se convirtió en un escándalo, siendo de nuevo censurado por la
Iglesia católica. La película, protagonizada por Fernando Rey, Silvia
Pinal y Paco Rabal, ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
El Ángel Exterminador (1962),
película con Silvia Pinal de nuevo como principal protagonista, fue
otra brillante sátira, ahora con la burguesía como punto de mira.
Diario de una camarera (1964),
con Jeanne Moreau, adaptó de manera estupenda el libro homónimo de
Octave Mirbeau. En 1965 rodó su última película mexicana, Simón Del Desierto (1965), una divertida sátira con la religión de nuevo como principal protagonista y el protagonismo de Francisco Reiguera.
Catherine Deneuve fue la hermosa protagonista de Belle de Jour
(1967), drama erótico con ribetes surrealistas que se convirtió en uno
de los títulos más sobresalientes de su carrera. Los años 60 concluyeron
para Buñuel con La Vía Láctea (1969), film episódico sobre las vivencias de dos peregrinos.
Galdós volvió a ser adaptado por Buñuel en Tristana
(1970), película que estaba protagonizada por Fernando Rey, Catherine
Deneuve y Franco Nero. Rey fue un actor asiduo de Luis Buñuel y en casi
todas sus apariciones la obsesión sexual fue la base de su
comportamiento, por ejemplo en Ese Oscuro Objeto Del Deseo (1977), última película de Buñuel en la que empleó a dos actrices, Angela Molina y Carole Bouquet, para un único papel.
Con anterioridad Fernando Rey también había protagonizado El Discreto Encanto De La Burguesía (1972), película que consiguió el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Buñuel, tanto en este título, como en Ese Oscuro Objeto Del Deseo,
logró ser nominado al premio Oscar como mejor guionista. Cuando le fue
concedido este Oscar, George Cukor organizó una cena homenaje a Buñuel
en noviembre del año 1972 a la que asistieron personajes tan importantes
del mundo del cine como Alfred Hitchcock, George Stevens, John Ford,
William Wyler, Robert Mulligan, Robert Wise, Billy Wilder o Rouben
Mamoulian.
Su penúltima película como director, antes de Ese Oscuro Objeto Del Deseo, fue El Fantasma De La Libertad (1974),
uno de sus títulos más vanguardistas. Luis Buñuel falleció en Ciudad
de México el 29 de julio de 1983 tras padecer cirrosis. Tenía 83 años.
José Bello y Lasierra (Huesca,
12-V-1904 - Madrid, 11-I-2008). Más conocido como Pepín Bello. Su
padre, el ingeniero Severino Bello, era buen amigo de Joaquín Costa,
como no podía ser menos tratándose de un auténtico militante en
cuestiones de política hidráulica: él fue el artífice de los pantanos de
La Peña y La Sotonera, entre otros, y responsable del Canal de Isabel
II en Madrid al trasladarse a esa ciudad. La amistad de Costa con su
padre no fue ajena, pues, al ingreso en la Residencia de Estudiantes de
ese peculiarísimo personaje que fue y sigue siendo Pepín Bello.
Allí
ingresan por recomendación de don Joaquín los tres hermanos Bello
(Manuel, Severino y José), apuntalando con su veteranía el nutrido grupo
aragonés de la Residencia: Juan Vicéns, Julio Jordana de Pozas, Miguel
Catalán (casado posteriormente con Jimena Menéndez Pidal y padre de
Diego Catalán, por lo tanto) y Luis Buñuel.
Hombre de increíble humor y enorme agilidad mental, Pepín Bello puede ser definido como un surrealista nato y avant la lettre
que, a pesar de no haber dejado apenas obra escrita, está presente a
través de otros creadores que sí han manifestado sus ideas e influencia
como levadura activa en el cine, la pintura y la literatura. Ése es el
caso de Luis Buñuel, Federico García Lorca y Salvador Dalí.
Este
efecto de levadura le ha sido reconocido por testigos de primera mano y
magnitud, como Santiago Ontañón, quien ha declarado: «Recuerdo que
Pepín Bello, el genial Pepín Bello, que tanta influencia ejercía sobre
todos nosotros, y en especial sobre Lorca y Dalí, inventó un día los
carnuzos y su definición correspondiente, rápidamente aceptada y puesta
en circulación inevitablemente en nuestras conversaciones en aquellos
años veinte. Carnuzo era toda forma o apariencia desagradable, sólida y
carnosa, repugnantemente muerta. Pues ese burro muerto que creo que
aparece sobre un piano en Un perro andaluz tampoco es una idea
daliniana, sino que es en realidad una aportación indirecta de Pepín
Bello. Cualquiera del grupo que hoy sobreviva sabe perfectamente que
esta secuencia de Un perro andaluz no es más que un carnuzo de Pepín Bello escenificado; pero idea original de Dalí, en absoluto» (Crónica 3, Madrid, marzo 1986, núm. 2). Santiago Ontañón ya había reiterado estas afirmaciones en el libro de Max Aub, Conversaciones con Buñuel (pp.
319 y 320), donde otros testigos confirman sus palabras, como Francisco
García Lorca, parcialmente («Pepín era una gran persona, fundamental en
aquel grupo, en aquella época», p. 274) y, de forma total, Rafael
Alberti: «Fue muy larga la relación Buñuel-Dalí, y también con Pepín
Bello, porque Pepín Bello tuvo una influencia muy grande en ellos. Pepín
Bello era un tipo genial. Era un transeúnte que iba por la Residencia,
que había sido residente; muy gracioso, muy agudo, al que se le ocurrían
cosas extraordinarias. Todo esto de los burros y de los pianos, muchas
de esas cosas, eran de Pepín Bello. Eso, Buñuel lo sabe bien. Pepín
Bello estaba lleno de imaginación, y eso del putrefacto y todas esas
cosas, muchas de ellas eran de Pepín. Fue entonces cuando Dalí dibujó el
putrefacto y todas esas cosas; pero el que había hablado más de todo
eso y se pasaba el tiempo por las calles sin hacer nada era Pepín,
haciendo el putrefacto. Inventando...» (p. 287).
Y no sólo los
testimonios retrospectivos conceden este papel a Pepín Bello. También
fue afirmado, y por escrito, estando vivos los tres grandes artistas
implicados, Buñuel, Lorca y Dalí. Nada menos que José Bergamín, y en el
órgano cuasi-oficial de las vanguardias en España, La Gaceta Literaria,
al hablar del surrealismo como tendencia de época, cita a los españoles
y la resonancia que van alcanzando, «la que ha pretendido darle en
algunos, poco logrados, intentos: José María Hinojosa y, probablemente, a
través de éste o de otras preocupaciones pictóricas equivalentes,
Federico García Lorca y el pintor catalán Salvador Dalí, menos
originales, menos auténticos, sin duda, en esto que su iniciador y casi
maestro extraliterario, José Bello y Lasierra, nuestro amigo» (La Gaceta Literaria, 1-II-1929, p. 1).
Buñuel
también le reconoció gustoso a Pepín Bello en su día (luego se
distanciaron) el carácter de surrealista innato, convirtiéndolo en su
confidente más íntimo durante los años parisinos (1925 a 1930) a través
de una interesantísima correspondencia que no tiene desperdicio. Valga
este ejemplo; le dice Buñuel a Pepín Bello en carta desde París fechada
el 17 de febrero de 1929: «Queridísimo Pepín: Recibo tu lacónica carta
en la que me pides te diga sobre qué tema puedes escribir el artículo
para El Amic de les Arts. Ya te dije que nos gustó muchísimo tu
enumeración de las cosas que te gustan y que Dalí las iba a enviar al
Amic... Yo creo que es por ese camino por el que debes trabajar,
teniendo la seguridad de que llegarás a hacer cosas muy buenas... Estoy
seguro de que cuando estemos juntos podré ayudarte eficacísimamente.
Estoy seguro también de que harás cosas muy buenas. En el fondo tú has
sido siempre un surrealista y nada más que eso, y ya es bastante...».
Buñuel rendiría homenaje a Pepín Bello a través de varios de sus escritos y películas. Quizá el más claro sea La agradable consigna de Santa Huesca,
que narra las andanzas y desventuras de un trozo de carne en que puede
reconocerse a modo de chiste privado tanto el carnuzo de Pepín Bello
como la pierna resucitada de Miguel Pellicer según el archifamoso
milagro de Calanda. También merece ser recordada la Carta a Pepín Bello en el día de San Valero, dedicada esta vez al terrible cierzo zaragozano en un feroz registro de humor surrealista.
Tampoco son ajenos a la influencia de Pepín los maristas que aparecen en Un perro andaluz y La edad de oro, sacados en buena medida de un caligrama publicado por él en L´Amic de les Arts.
Pero la huella mayor y más perceptible de Pepín Bello en Buñuel puede rastrearse en la tragicomedia Hamlet,
que escribieron juntos en 1927, y que Buñuel montó con un grupo de
amigos en el «Café Select» de Montparnasse. Es una de las piezas
pioneras del teatro surrealista en España, y en ella están en embrión
muchas ideas posteriores que el cineasta de Calanda desarrollaría en sus
filmes.
En definitiva, el caso de Pepín Bello es uno de esos
extraordinarios ejemplos de carisma personal que alcanza a nutrir obras
tan relevantes como las de Dalí, Lorca o Buñuel, cediendo ideas
generosamente (despreocupándose de su paternidad y de dejar constancia
de ellas), y propiciando un clima de hallazgos e invenciones decisivo
para la implantación en España de algo así como un surrealismo
autóctono, presidido siempre por un peculiar e intransferible sentido
del humor. El 1 de junio de 1999 recibió un homenaje en el Casino de
Huesca para celebrar su 95 cumpleaños organizado por la revista Trébede
en el que intervinieron entre otros Agustín Sánchez Vidal y el director
de la Residencia de Estudiantes, José García Velasco. Pero el premio
más importante desde esta comunidad fue la concesión del Premio Aragón
en la festividad de San Jorge del 2004.
Organiza:
Asociación Cultural Planeta Clandestino / Ediciones del 4 de Agosto
Gobierno de La Rioja
IRJ, Instituto Riojano de la Juventud
Filmoteca de La Rioja Rafael Azcona
Colaboran:
Renfe
UNIR, Universidad Internacional de la Rioja
Biblioteca de La Rioja
Hotel Gran Vía
Restaurante La Mejillonera
República del Arte
Peñaclara
Limbo Escena
Librerías Santos Ochoa
Spoonful Magazine
Cross Business
Viena Espolón
Zarándula
Café Bretón