Sobre la poesía de José Blanco ha escrito Javier Mateo Hidalgo: los autores y los libros te encuentran sin tú buscarlos. Aquellos que más te influyen por su contenido son los que más merecen rescatarse de la tormenta de la vida para sacarlos a flote en los momentos importantes. He de reconocer que José Blanco y su mundo me fueron a buscar, atravesándome con la fuerza de una lanza o flecha entre espiritual y carnal —como las de Santa Teresa o la de San Sebastián—. Más que un “polipoeta” o creador multidisciplinar, José Blanco es un hacedor e hilvanador de mundos. Sabe de la importancia de los collages para enriquecer la materia de los sueños. De sus textos fragmentados a sus imágenes recortadas y superpuestas —vanguardia histórica, pura y revisada con sus mejores trozos, creando nuevos mensajes—. Es una Hannah Höch y un Herbert Bayer, es la cartelería de Berlín, sinfonía de una ciudad, son las composiciones creadas por Gregorio Prieto y el Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band —ideado por Peter Blake y Jann Haworth— ampliado. Todo eso y más.
José Blanco (Barakaldo, 1965). Poeta. Ha cosechado varios premios. Es autor de una docena de poemarios, siendo los últimos Denmark Street (Garvm, 2019), Amuleto (Baile del Sol, 2019) y la colección de artículos y ensayos El hombre bajo la lluvia (Libros del Frío, 2024). Asimismo, ha sido incluido en numerosas antologías, como Un minuto de ternura (Baile del Sol, 2015) y La tierra y la nada (Bala Perdida, 2022). En colaboración con Elisabeth Candina Laka, ha traducido el libro de la poeta norteamericana Lyn Coffin La cara oculta de las Gárgolas (Garvm, 2023).
Audiencia Nacional, aparta de mí este cáliz
Haré un poema en clave para eludir la Audiencia.«Buenos días, señor. La luna es hermosa».Con todo las palabras las carga la evidencia.Realza la podredumbre el aroma de la rosa.Haré un poema en clave para eludir la Audiencia.El enaltecimiento consiste en hablar claro.Las palabras amasan, doran pan, trenzan nidos,barren el horizonte como la luz de un faro,prestan exactitud a otros cinco sentidos.El enaltecimiento consiste en hablar claro.Hablar de corrupción en términos poéticosremite siempre al rey de todos los parásitos.Alimentar gusanos nos deja esqueléticosy no es una metáfora: el síndrome de Tánatos,habla de corrupción en términos poéticos.Desengáñate, poeta, tú sólo estás de paso.Por mucho que espiaras detrás de los telones,sólo sales a escena vestido de payaso.Ríen cuando revelas sus mistificaciones.Desengáñate, poeta, tú sólo estás de paso.Te dices que es un juego, pero un juego muy serio:gran magnetizador, arte de precisión,redoma para el verbo, excipiente del misterio.Poesía o algoritmo. Esa es la cuestión.Te dices que es un juego, pero un juego muy serio.Desengáñate, poeta, no entienden tus parámetros.Rechazan que el poema sea la vida en sí misma.Tú eres un exiliado, torpe como el albatros,mero entretenimiento, señuelo en la marisma.Desengáñate, poeta, no entienden tus parámetros.Haré un poema en clave que desoriente a exégetas.«Buenas tardes, señor. Pásame la mostaza».En Sálvame Deluxe gritan que todo es ETA.La crítica en vigor se llama Ley Mordaza.Haré un poema en clave que desoriente a exégetas.
3. La solombra
Miou buelu contóume qu'un día cuando volvía de la feria Navelgas, a un llau de Tinéu, víu crespa ya sólida una solombra qu'esllendía.El caballu ya él sintienon seique un rellampu interior, una usllada qu'a Pepe Manulón, miou buelu, obligóulu a querer garrase de las clinas del vientu, a arrañar las esquinas del aire unde naide en pía ía a tenese.El caballu sutrumíuse cumo lleí que feixo Xantos, la montura d'Aquiles, cuando houbo d'esclaria-y al heroe ente llárimas ya n'hexámetros, por gracia d'Hera vengatible, la muerte de Patroclo, sou camarada.Los dous caballos sutrumiénonse con pasos esquivos hasta que miou buelu ya Aquiles cayenon mancándose no expresao inexpresable. Mentes caían al duru suelu comprendienon que yera lo mesmo ganar Troya que perdela. Troya: llamuerga ya basa.Cumo Aquiles, exactamente, miou buelu. Inda quedaba pa siempre —¿nun la presientes?— la inmensa belleza d'Helena.Muitos años despuéis miou buelu faloume d'aquella llaparada qu'inda fai que temble respigándome.Confieso qu'aquella solombra foi la llercia de la mía infancia.Confieso qu'esa solombra tódolos días s'adeita na mía cama amenazándome.Miou buelu yá nun ta (se nun tar ía nun vese) pero esa solombra que presentíu daquella, poucu despuéis de la guerra, sigue acurrucándose comigo.Un rellampu interior interpreto you pero él matizaba qu'aquella lluz, más que revelalos, escurecía los colores adientrándols nun color puru:—Nada, miou nenu, nada— ya añedía: «Nada de nada. Namás yera una solombra. ¿Sabes? La nueite siempre durme fuera, anque ta ahí siempre diciendo lo que diz el llobu, la fame, el camín perdíu. Escuita ya calla lo que nun se puede dicir: una lluz que nun se ve, el misteriu del nublu. A güelpes azarientos, los de la vida».
3. La sombra
Mi abuelo me contó que un día cuando volvía de la feria de Navelgas, a un lado de Tineo, vio áspera y solitaria una sombra que fulguraba.
El caballo y él sintieron tal vez un relámpago interior, una llamarada que a Pepe Manulón, mi abuelo, le obligó a desear agarrarse de las crines del viento, a asirse en las esquinas del aire donde nadie en pie se tiene.Su caballo se sacudió como leí que hizo Xantos, la montura de Aquiles, cuando hubo de aclararle al héroe entre lágrimas y en hexámetros, por gracia de Hera vengadora, la muerte de Patroclo, su camarada.Los dos caballos se sacudieron con pasos esquivos hasta que mi abuelo y Aquiles cayeron hiriéndose en lo expresado inexpresable. Mientras caían al duro suelo comprendieron que era lo mismo ganar Troya que perderla. Troya: barro y lodo.Como Aquiles, exactamente, mi abuelo. Aún quedaba para siempre —¿no la presientes? — la inmensa belleza de Helena.Muchos años después mi abuelo me habló de aquella llamarada que todavía hace que tiemble sobrecogiéndome.Confieso que aquella sombra fue el terror de mi infancia.Confieso que esa sombra todos los días se acuesta en mi cama amenazándome.Mi abuelo ya no está (si no estar es no verse) pero esa sombra que presintió entonces, poco después de la guerra, sigue abrigándose conmigo.Un relámpago interior interpreto yo, pero él matizaba que aquella luz, más que revelarlos, ensombrecía los colores adentrándolos en un color puro:—Nada, mi niño, nada —y añadía: «Nada de nada. Sólo era una sombra. ¿Sabes? La noche siempre duerme fuera, aunque está ahí diciendo lo que dice el lobo, el hambre, el camino perdido. Escucha y calla lo que no se puede decir: una luz que no se ve, el misterio de la niebla. A golpes de azar, los de la vida».