Como sostiene Francisco R. Pastoriza: Pocos compositores como Amancio Prada han conseguido una comunión tan perfecta entre su música y las letras de los poemas que cantan. Siempre me ha dado la impresión de que la música de Amancio Prada es como el alma que andan buscando los poemas y que al fin encuentran en sus composiciones. El cantante del Bierzo viene haciendo este trabajo desde sus orígenes, desde aquel Vida e morte que incluía una gavilla de poesías de autores diversos (en gallego y en castellano) clásicos y contemporáneos. Lo hizo de una manera sublime cuando puso música a la poesía de Rosalía de Castro y al Cántico espiritual de San Juan de la Cruz. Continuó con las Canciones de amor y celda, donde barajaba piezas del romancero tradicional con poemas de Antonio Machado o Agustín García Calvo. Siempre entre lo clásico y lo contemporáneo, continuó saltando de la poesía medieval galaico-portuguesa a la de García Lorca o José Agustín Goytisolo, de Lope de Vega a Juan Ramón Jiménez… Y ahora, en una increíble vuelta de tuerca, Amancio Prada regresa a los clásicos con uno de los desafíos más difíciles que pueda plantearse un cantautor de su género, las Coplas a la muerte de su padre, de Jorge Manrique.
Amancio Prada nace en Dehesas, León, en 1949. De su infancia rural recuerda muchas cosas, pero harían el cuento demasiado largo. Fue niño de coro con los salesianos en Cambados, vocalista de orquestina de pueblo mientras hacía el bachillerato en el Bierzo, y estudió ciencias empresariales aplicadas a la agricultura en Valladolid. Con veinte años se va a Paris. Allí estudia Sociología en la Universidad de la Sorbona y lleva a cabo estudios de armonía, composición y guitarra en aquella misma ciudad con los profesores Michel Puig y Silos Manso. Tras su presentación en la capital francesa junto a Georges Brassens en el Theâthre Bobino durante el mes de diciembre de 1972, las actuaciones de Amancio Prada se suceden tanto en radio y televisión como en centros de emigrantes y en distintas universidades del país vecino. Allí edita su primer disco en 1974, Vida e morte.
A su regreso a España en 1975 graba su segundo disco, dedicado a Rosalía de Castro, y fija su residencia en Segovia para dedicarse por entero a la composición. Fruto de esta etapa son Caravel de caraveles, Cántico espiritual, Canciones de amor y celda y Lelia doura. Precisamente con elCántico espiritual de San Juan de la Cruz, en febrero de 1982 da una serie de cuatro conciertos en el Teatro Español y emprende a continuación una gira por las principales Universidades americanas. A finales de ese mismo año vuelve a cantar en el Teatro Español junto a Chicho Sánchez Ferlosio y Agustín García Calvo, a quien dedicará su siguiente álbum, Canciones y soliloquios, de 1983. En los años siguientes y tras su presentación en el Palau de la Música de Barcelona, en el Piccolo Teatro de Milán y en el Teatro del Odeón de París, graba De la mano del aire y Dulce vino de olvido.
Su actuación en el Teatro Real de Madrid en el primer Festival de Otoño, no hace más que confirmar las críticas unánimes que ha venido recibiendo hasta ese momento. En ellas se destaca de manera especial el rigor de su trabajo, lo insólito de su orientación artística y, como escribiera Edward Rothstein en el New York Times, “la flexibilidad de su timbre y su capacidad dramática en escena”. En 1986 estrena los Sonetos de amor oscuro de F. García Lorca en el Teatro María Guerrero de Madrid, bajo la dirección escénica de Lluis Pasqual, y prepara su siguiente álbum, A dama e o cabaleiro, de 1987, sobre la poesía neotrovadoresca de Álvaro Cunqueiro. Más tarde, y en colaboración con el escritor Manuel Vicent, compone las canciones del disco Navegando la noche.
En 1990 graba un álbum doble titulado Trovadores, místicos y románticos, que presentó junto con el Cántico espiritual en el IV Festival de Música Sacra de Maastricht y en el Auditorio Nacional de Música, dentro del XIII Ciclo de Cámara y Polifonía. Iniciaba así una gira de conciertos que durante 1991 le llevaría a más de ochenta ciudades de España. En 1992, y en colaboración con la Compañía de Ballet de Luis Fuente, estrena un nuevo espectáculo: Canciones en Danza.
En 1994 edita Emboscados, un oratorio sobre un largo poema propio para dos voces solistas y conjunto de cámara. En 1997 graba con la Orquesta Real Filharmonía de Galicia Rosas a Rosalía, acompañado de Amelia Muge, Ginesa Ortega, María del Mar Bonet, Marisa Paredes, María Dolores Pradera, Martirio, Nuria Espert y las Pandereteiras de Baio. Este álbum es un homenaje renovado a la poetisa gallega Rosalía de Castro, quien le inspirara sus primeras canciones.
El disco 3 poetas en el círculo (dedicado a Cunqueiro, Lorca y García Calvo) de 1998, es su primera grabación en vivo y en directo realizada durante los conciertos celebrados en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. El año siguiente graba De mar e terra, un trabajo de recopilación y recreación de coplas gallegas de tradición oral, en la misma línea de Caravel de caraveles. Y en 2001 graba Escrito está, con canciones de varios poetas contemporáneos.
En su primer disco-libro, Canciones del alma además de una nueva versión del Cántico espiritualcon la Escolanía de Segovia, ofrece cinco nuevas canciones compuestas también sobre poemas de San Juan de la Cruz: Llama de amor viva, Que bien sé yo la fonte, En una noche oscura, Vivo sin vivir en mí y Del verbo divino. Este disco conmemora los 25 años de la primera edición delCántico espiritual y de su estreno en la Iglesia de San Juan de los Caballeros, en Segovia, el Sábado de Gloria de 1977.
En 2004 publica su segundo disco-libro titulado Sonetos y canciones de Federico García Lorca, una compilación de todos sus temas inspirados en la magistral poesía de Lorca. En 2005 publica tres disco-libros: Hasta otro día, Chicho, editado por la Fundación Joaquín Díaz y dedicado a su amigo Chicho Sánchez Ferlosio; Rosalía siempre, con el que visita de nuevo la obra de Rosalía de Castro, y Huellas de Salamanca, que recoge la grabación en directo del concierto celebrado en el Teatro Liceo de Salamanca con motivo de la conmemoración del 250 aniversario de su Plaza Mayor.
En el 2006 es invitado a participar en los actos conmemorativos del IV Centenario del Teatro Principal de Zamora y graba los dos recitales celebrados en dicho escenario que dan pie a un nuevo disco, Zamora, que contiene también la intervención de los poetas Juan Carlos Mestre y Agustín García Calvo. El disco Concierto de amor vivo es fruto del recital celebrado en la iglesia de los Jerónimos de Madrid el 8 de junio de 2005, acompañado por las violonchelistas Mariana Cores y Hilary Fielding y por la Escolanía de Segovia. A continuación trabaja en la traducción de canciones de Léo Ferré y en 2007 le dedica su siguiente disco-libro, Vida de artista.
Durante el año 2010 publica tres libros-disco y un Cd. Las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, con la Editorial Casariego, cuyo libro además contiene las Coplas iluminadas con acuarelas y frotagges de Juan Carlos Mestre y caligrafiadas por Pablo González. La editorial de poesía Vaso Roto publica también en formato libro-disco dos obras clásicas en el repertorio de Amancio Prada, revisadas y remasterizadas: Emboscados y Cántico espiritual y otras canciones de San Juan de la Cruz. Ambas ediciones llevan impresa la partitura musical, un glosario literario y gráfico de Juan Carlos Mestre en el caso de Emboscados, y un prólogo de la poetisa Gemma Gorga e ilustraciones de Víctor Ramírez en el Cántico. Finalmente y con motivo del 1.100 Aniversario del Reino de León, compone la música de una selección de canciones y romances medievales que reúne en un nuevo disco bajo el título Del amor que quita el sueño.
Dice el poeta Juan Carlos Mestre en la presentación Del amor que quita el sueño: “Coherente en la estela de su propio camino, Amancio Prada retoma con estas canciones la antología del amor lírico que ya sólo perdura en el viento; las delicadas formas de cuanto hoy aguarda impaciente las promesas del alba: la vida cantada desde el puro deseo de su originaria belleza. La pasión y la brevedad de la vida, el anhelo de libertad y la sonrisa cómplice de los amantes que siguen siendo hoy, como entonces, el más conmovedor y hermoso testimonio de la inteligencia popular contra el poder y la muerte. Y el milagro de la juglaría, las bellas e inocentes guerras del amor que quita el sueño, se hacen cómplices cantos de dulzura en la voz del tan fiel como riguroso pájaro solitario que sigue siendo Amancio Prada”.
A comienzos de 2011, Amancio Prada es invitado por José Luis Gómez para estrenar en el Teatro de La Abadía las Coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre. Este recital se ofrece en alternancia con el Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, conformando un díptico fundamental de la lírica española. Ambos espectáculos, con dirección escénica de Carlos Aladro, se suceden del 20 de enero al 6 de febrero.