IRJ (Instituto Riojano de la Juventud) | LOGROÑO

«EL RUIDO DE LA CISTERNA»,
SU TERCER LIBRO DE POEMAS
Jueves, 7 de abril de 2011.
El acto será conducido y presentado por la poeta Carmen Beltrán Falces.
Dice la poeta malagueña Isabel Bono en el prólogo al libro: «¿Dónde estás, Odón? Me pregunto a las 21.51 de un lunes de enero pasado por agua.
Cuánto me gustaría que fuese junio, Logroño tuviera playa, y me invitaras a una cerveza. Porque entonces te preguntaría, ¿de verdad todo el mundo sabe morir y para colmo matar es fácil, Odón?
Su risa limpia dando por zanjado el asunto.
La muerte sobrevuela estos poemas como aquella que nos mostró Michael Leisen persiguiendo el coche de unos fiesteros versión años 30. Y yo no sé si Odón sabe que se pasea entre sus versos ni si, en su caso, es una belleza rubia o un pañuelo de gasa. El caso es que la muerte mira por todas las cerraduras esperando un momento de descuido.
Qué más quisiéramos que la muerte atrapara un 2 por 1 y desapareciera con su corte, pulsera todo-incluido en mano, un fin de semana en un hotel perdido de la mano de dios. A unos les daría por saltar al vacío sin paracaídas, otros beberían veneno con sabor a canela y, Odón, seguramente, aprovecharía para dejar de dormir como las liebres. Porque lo único que pide es morir con los cinco sentidos a punto. No quiere morir durmiendo, no quiere morir borracho. ¿Siempre lo das todo, Odón?
Ya en su primer libro, Collage, la muerte campaba a sus anchas. En éste se deja acariciar a contrapelo disfrazada de gato doméstico. Lo cotidiano me hace apretar los dientes y sube la marea dentro de mis venas, tsunami de glóbulos rojos.
Neveras desérticas, amigos, pistolas, punto de cruz, sombras, sábanas, infartos de miocardio, macarrones, sexo, sexos, sueños, camellos, agujas de coser, pezones, joyas, papel higiénico, su corazón.
Si lo llego a saber no salgo pero, una vez aquí, la vida a pesar de todo. La vida del cuchillo de cortar el pan, la vida de un niño sin su padre y hasta la vida de un peine y de cada una de sus 30 púas. ¿Tus poemas tan sólo cuentan y cuentan, Odón?
Leisen, otro cuentista, dice que la muerte quería saber qué hace a los mortales aferrarse tanto a la vida a pesar de tanta desgracia. Se nota que no había leído estos poemas. No sé cómo le cabe tanto en 25 años y apenas 70 kilos.
La edad sólo le delata cuando dice, tu lengua sabía a regaliz.
Y a ti, después de escribir estos poemas como cuentas relucientes, que no son el tesoro sino su mapa, por los que la muerte hubiera dado la vida, ¿a qué te sabe la lengua, Odón?»
EFECTO CORIOLIS
lo había estudiado de chaval
y ahora me venía a la cabeza como un boomerang
viendo el agua de la bañera girar en sentido horario
precipitándose por el sumidero
sólo yo y el ruido de succión
sólo yo y el tapón dentro de mi mano
sólo yo y el nivel del líquido descendiendo
«vete, vete a tomar por culo, vete ya»
sus palabras en espiral desparramadas por la bañera
flotando sobre la piel del agua
y el deseo de verlas perderse
en sentido horario
en el norte siempre
en sentido horario
